Radiohead - << Ok Computer >> (1997)
Set de canciones: 01. Airbag 02. Paranoid Android 03. Subterranean Homesick Alien 04. Exit Music (for a film) 05. Let Down 06. Karma Police 07. Fitter Happier 08. Electioneering 09. Climbing up the Walls 10. No Surprises 11. Lucky 12. The Tourist
Nota: 10-/10
Mejor Canción: Paranoid Android
OK Computer... francamente no sé
por dónde empezar ante esta obra faraónica, y eso se debe a que es un disco que
ha ocupado un gran espacio en mi vida diaria durante este último año, me ha
llegado MUY adentro. La cosa es así, yo amo la música triste, melancólica, es
algo genético, y cuando empecé a escuchar “Ok Computer” esta obra me fue
atrapando, cada vez más, era un pozo sin fondo. Además, debo ser algo
masoquista, pues cuando estoy triste
(cosa que no acostumbra a pasar), siempre recurro a música triste/depresiva, y
casi siempre recurro este álbum, pues capta esas sensaciones a la perfección,
podríamos decir que es el súmmum del rock triste, y por ello se ha ganado las
alabanzas de millones de personas y es considerado uno de los mejores discos de
la historia. ¿Está sobrevalorado? Quizá un poco, pero si hay discos que merecen
estar sobrevalorados, este es uno de ellos, no encontrarás nada parecido. ¿Es
el mejor disco de los 90, como todos aseguran?
Según mi humilde opinión algún disco, como “Grace” de Buckley está
ligeramente por encima, al ser un concepto aún más rompedor musicalmente, la
influencia de Pink Floyd en “Ok Computer” no se puede obviar, pero no importa,
si no es el mejor por lo menos SI que está en el top 5, seguro no, segurísimo.
Dicho esto, pasamos al plano meramente musical. Si algo caracteriza al álbum son las texturas. Es decir, son canciones normales y corrientes, pero cubiertas de texturas de tal manera y con tal perfección que cobran un aire de solemnidad insospechada. Cada sintetizador, cada efecto está planeado al milímetro, pareciera que Radiohead, donde pone la mano, sale una nueva sonoridad cristalina y pulida como el diamante. Y si a eso le sumamos el tono desesperante con que canta Yorke y las crípticas letras, con un profundo carácter inconformista, sobre la sociedad consumista y los humanos que actúan como robots, tenemos el producto perfecto.
Un poco de historia:
Radiohead son una banda inglesa
que emprendió el ruedo en el año 1993 con el regular “Pablo Honey”, en pleno
apogeo del Grunge en Estados Unidos. Una de las canciones, “Creep” se fue
haciendo brutalmente famosa, y de hecho si le preguntas a alguien por Radiohead
te dirán “ah, sí, los de Creep”. Si algo haría esta banda, sería evolucionar,
así nos entregaron en el 1995 el buen “The Bends”, un disco con un aire bien
rockero, caracterizado por guitarras distorsionadas pero composiciones bastante
cuidadas. El disco tendría más tarde buena aceptación y la banda tuvo un salto
en popularidad con su siguiente trabajo...
Lo que nadie esperaba es que en
1997 crearan la ópera prima del rock, “Ok Computer”, trabajo que los llevó a la
posición privilegiada que aún mantienen, como banda indispensable del género.
De repente los rockers alegres de “The Bends” habían desaparecido y en su lugar
nos encontrábamos con números atmosféricos, y fríos como el viento hibernal. Se
consideró a este disco como el “salvador del rock” y muchas bandas actuales se
inspiraron en su sonido para sus trabajos, Coldplay y Muse entre otras.
El disco empieza con una línea
sangrienta de guitarra y unos redobles electrónicos de batería, que conforman una
atmósfera oscura y única. Se trata de “Airbag”.
Ahora imaginaos que el disco va a seguir con esa atmosfera hasta la última
canción, ¿escalofriante verdad? La melodía de Yorke es muy atrapante, sin ser
lo que entenderíamos por melodía típica, ni de lejos. Los efectos de
sintetizadores merecerían una reseña entera, delicados o malévolos dependiendo
del momento, me hacen viajar a mundos paralelos y a superficies heladas de la Antártida.
Una canción que es un mundo por sí sola.
Esta afirmación se podría
trasladar también a “Paranoid Android”, el
momento más bizarro del disco, las secciones se juntan de forma chocante, desde la elegíaca
introducción, calmada pero con un Yorke que canta una de sus melodías mas
angustiosas, hasta un final de locura con guitarras haciendo improvisaciones
retorcidas, pasando por una “middle seccion” que define el disco, ESE es el
momento señores. La banda es ahora una ópera de coros que se superponen con una intensidad creciente que nunca falla y
siempre me da escalofríos:
“That's it, sir, You're leaving
The crackle of pigskin
The dust and the screaming
The yuppies networking
The panic, the vomit, The panic, the vomit
God loves his children, God loves his children, yeah!”
The crackle of pigskin
The dust and the screaming
The yuppies networking
The panic, the vomit, The panic, the vomit
God loves his children, God loves his children, yeah!”
“Sutberranean
Homesick Alien” nos sumerge en un descanso plácido, en que los
sintetizadores vuelven a hacernos volar por terrenos inhóspitos, y Yorke
aprovecha para inquietarnos con unos “chorus” arrolladores. La clave está en la
versatilidad con que son utilizados los efectos, que o bien son dulces y
amigables o te sacuden de forma implacable, como en “Airbag”. “Exit Music (for a film)” empezó siendo mi preferida
pero le he perdido un poco el gusto, aun y ser muy buen material. Esta vez se
narra una relación entre Romeo y Julieta (el tema era originalmente un
soundtrack de esa película), y el final acaba en tragedia. Lo mejor son los
coros que acompañan a Yorke, más el efecto que entra con su melodía por la
mitad. Aun y con todo, el final me abruma un poco, aunque quizá fuera esa la
intención.
“Let Down”… otro tema inolvidable, de nuevo tenemos la combinación perfecta de “sintetizadores+melodía”, repleta de detalles por ambas partes. Otro tema que te invita a cometer una locura, pues es uno de los momentos más deprimentes. Destaca la apabullante melodía de Yorke, que va “in cresciendo” y guarda una atmosfera que te corta la respiración. La joya pop es sin duda “Karma Police”, quizá el track más accesible del disco, y el single más exitoso. Los cimientos son esta vez una línea de piano, los detalles le dan interés para que no decaiga en lo monótono y el final es impecable, esos versos “for a minute I lost myself…” aparecen repentinamente, sugiriendo que hay un retorno posible, que no todo está tan mal, fantástico.
Hasta aquí llega la primera mitad del disco. Inaugura la segunda la atmosférica “Fitter Happier”, que podría ser considerada el más obvio relleno, pero si se la evalúa por la función que lleva a cabo en el conjunto del disco, es un experimento MUY acertado. Todo es atmosfera, una voz nos susurra el plan diario de una persona, con versos como "Not drinking too much, Regular exercise at the gym (Three days a week)", mientras un piano suave acompaña de fondo. El conjunto suena depresivo, no desentona. "Electioneering" le sigue, es un track bastante infravalorado, pero la verdad es que me gusta bastante, pues le da variabilidad a la escucha, es un enchufe de adrenalina. El aire depresivo sigue en la voz de Yorke, mientras Selway sacude la percusión de forma tosca y Jonny introduce una de sus raras impros. ¿Es una superación de "Creep", no?
Cada vez que escucho “Climbing up the Walls” me seduce más, ya es casi mi
preferida y es, de lejos, el tema más desgarrador y depresivo que encontraréis
aquí. La atmosfera que logran esos repiqueteos de batería sumados a los efectos
de fondo conforman una sensación de vacío interior INSANA, enfermiza. Yorke
vuelve a arrojarnos una gran melodía, y a medida que el tema transcurre todo se
vuelve más peligroso, la entrada de los sintetizadores en el clímax es asesina,
en serio, ¡estos tipos tienen problemas!
Por suerte, la tensión no puede durar siempre, aparece la calma de “No Surprises”, una nana creada por ángeles para que duermas tranquilo y sin preocupaciones, la calma es total, nada perturba la pureza del sonido del carrillón de Greenwood. Así nos acercamos al tramo final, con otro highlight, “Lucky”, otro track pesimista que cuenta con EL estribillo antémico, esos versos “Pull me out of the aircrash…” son acompañados por unas guitarras que forman muros de sonido distorsionadas, pero ¡Qué sensación! ¡No es comparable a nada! También tengo que destacar ese súbito bajón con feeling jazzero, Radiohead en su cúspide.
¿Sabéis? Todo gran disco debe tener un gran final, y “Ok Computer” no podía ser menos. “The Tourist” cierra esta marea incontable de sensaciones con broche de oro, ahora nos invade un sentimiento de reflexión, pero también de culpa. Me recuerda a “Lucky” por fascinarnos de nuevo con un estribillo épico, en que Yorke nos sugiere una escena rocambolesca, estamos sentados en un coche que está a punto de tener un accidente y Yorke grita “¡Hey man, slow down! ¡Slow down! “Airbag” es el desenlace de esa situación, el airbag nos salvó de milagro.
“Ok Computer”. No hay forma de
hacer justicia a este disco, todo está tan cuidado que el resultado es sencillamente
perfecto, la música te envuelve y no te deja ir, para bien o para mal. Debe de
ser uno de esos discos en que sonar monótono y plano (refiriéndome al tipo de
atmosfera) es una ventaja, yo lo quiero así, no me lo imagino de otro modo.
Radiohead entregó en el 1997 su “magnus opus” al mundo, los problemas de una
sociedad que solo se preocupa por su bien y que parece vivir de manera
aparentemente perfecta, pero engañosa y conflictiva en realidad. Problemas
plasmados en un álbum frio en la portada, aún más en las 12 canciones que lo componen.
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